Las mujeres indígenas que defienden la vida y el territorio del despojo capitalista, son la cura de la tierra. El día que los pueblos originarios dejen de respirar será también el último aliento de la humanidad, la huella de la colonización aún les atraviesa, porque los primeros cuerpos en tomarse fueron el de las mujeres indígenas, ellas están trabajando en reforestar sus corazones para avanzar en la lucha de sus territorios.