En el barrio “El Brinco” de la ciudad de Tulcán muchas familias pasan por el río Carchi (límite entre Ecuador y Colombia) desde televisiones hasta gallinas. Algunas personas ligadas con el micro contrabando cuentan el dolor que sienten por perder sus caballos y seres queridos que se ahogan en el río, y el temor a ser encarcelados, a la decomisación de la mercancía o a que sus hogares sean allanados. El cortometraje busca despojarse de ideas duales: legal e ilegal, policías y delincuentes, para descubrir la vida cotidiana de estas personas que han sido violentadas, juzgadas y que no han superado sus carencias económicas.